¿Qué es la conversión?

Dice el Diccionario de la Real Academia que convertir es "hacer que alguien o algo se trasforme en algo distinto de lo que era". Este significado amplio bien se puede aplicar al más específico sentido religioso. Convertirse significa cambiar de vida, tomar un rumbo diferente del que se venía siguiendo.

La conversión moral es un cambio de nuestros principios éticos o un paso de no practicarlos a practicarlos. Ciertas filosofías han propuesto un ideal que reclamaba una conversión así: el estoicismo, por ejemplo, y Plotino. La conversión propiamente religiosa tiene puntos de semejanza con la conversión moral. Pero es diferente. No supone únicamente que la vida tiene un sentido que puede «convertirse», sino que ese sentido esté determinado por un Dios personal y que el principio de la «conversión» sea la realización de la verdadera relación que ese Dios quiere que establezcamos con El.

A menudo, conversión religiosa y conversión moral están íntimamente mezcladas; la conversión moral se produce en el interior de una fe, que en principio nunca se había dejado de profesar, pero a cuyas exigencias se conformaba poco o nada. Este caso, al que algunos dan el nombre de «conversión mística», es el de Francisco de Asís, Ignacio de Loyola y Pascal. Es también el caso de las «segundas conversiones» de que hablan los autores espirituales. Sin embargo, nos parece que en estos casos existe siempre —al principio de la conversión moral o acompañándolo— un nuevo descubrimiento del Dios vivo, de Cristo y de la verdadera relación religiosa: luego... conversión religiosa. Se puede reducir a conversión moral el paso de los que, en el latín eclesiástico de la época de los Padres, recibían el nombre de «conversi»; es decir, los que en vez de la vida del «mundo» abrazaban una vida según los consejos evangélicos, sobre todo el de la castidad, sin por ello tomar el hábito monástico.

Consiste en doce días preliminares, para que el alma trate de vaciarse del espíritu del mundo, que es todo lo opuesto al espíritu de Jesucristo. A éstos seguirán tres semanas de oración y meditación, durante las cuales el alma buscará un mejor conocimiento de sí misma (primera semana), de María (segunda semana) y de Jesucristo (tercera semana)

¿QUE ES LA CONDUCTA?

Las conductas son las acciones del hombre en relación con el medio, manifestándose como una búsqueda de equilibrio; por ellas se integran nuestras necesidades con las posibilidades que nos presenta el medio. Dichas acciones no son siempre visibles desde el exterior, sino que se manifiestan de dos dimensiones: la exterior y la interior. La dimensión exterior se refiere a las conductas observables, tales como, sana expresión de júbilo. La interior, a las conductas que no se ven, pero que acontecen, tales como las de un sujeto que permanece quieto pero que piensa.

Coherencia: Una persona debe llevar una conducta correcta en todo momento, basada en los principios familiares, sociales y religiosos aprendidos en el transcurso de su vida.

Si vivimos bajo este valor, somos capaces de cumplir con mayor eficacia nuestras responsabilidades, ya que somos honestos y responsables; en nuestras relaciones personales es indispensable ser sinceros, confiables y ejercer un liderazgo positivo. A su vez, este valor es un medio para fortalecer nuestro carácter y desarrollar la prudencia con un comportamiento auténtico.

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